En el artículo “La literaturadramática infantil. Luces y sombras”, la autora Isabel Tejerina Lobo sintetiza las
principales líneas de la literatura que se han escrito y se escriben en España.
En concreto, se centra en el género teatral y la poesía infantil ya que, a causa
de la notable potencia editorial que existe hoy en día, éstos han resultado ser
los géneros menos cultivados y conocidos por los niños y niñas.
Para empezar, Isabel señala dos modelos de
estructura dramática, uno es el tradicional, y el otro el moderno. A grande
rasgos, el primer modelo se vincula con una estructura interna, en la que se
ven acciones identificables que tejen un tipo de historia variada. En el
segundo, se presenta una novedad basada en la estructura externa convencional
de los textos dramáticos escritos, es decir, se transforma la forma y la
función de las acotaciones escénicas.
Además, Tejerina distingue dos tipos de textos
dentro de las obras dramáticas: el texto literario y el texto espectacular. Por
lo que respecta al texto literario, éste posee, por un lado, el diálogo de sus
personajes, y por otro, las acotaciones escénicas. Este tipo de texto requiere del lector un esfuerzo importante de concentración y de imaginación. Ahora bien,
el texto espectacular contiene un rasgo innovador, ya que incluye especificaciones
técnicas referentes a los códigos no verbales: luz, vestuario, sonido, etc. Se
trata de un texto que facilita la representación teatral, dejando poco juego a
la imaginación del lector.
Seguidamente, la autora realiza una recopilación de
los temas que existen en la literatura dramática infantil. En la época del franquismo,
los principales contenidos pertenecían a la enseñanza nacional católica y al
pensamiento de la derecha conservadora, aunque existían algunos autores que abordaban
temas de crítica política y social. No obstante, en la actualidad, se ven
nuevos mensajes en los que se exponen unos valores reclamados por la sociedad
de hoy en día. Principalmente, se tratan los temas de la vida cotidiana y
familiar con la presencia de nuevos roles y, también, se incluye una tradición
cultural, literaria, oral y escrita.
Finalmente, Isabel habla de los beneficios de la
dramatización y de la existencia de un espacio para el teatro de la palabra y
la expresividad escénica que se puede alcanzar, siempre y cuando, se logre adecuadamente
una interrelación entre todos los lenguajes que en el teatro confluyen.
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